«Al entrar en el mundo laboral la auto exigencia por progresar profesionalmente me desbordó, propiciando un estado continuo de ansiedad que solamente se suavizaba en las vacaciones cuando podía soltar parte de la tensión y lograba más calma mental. Desde que un amigo me convenciera de comprar el Nirvana 360, vivo en un estado vacacional continuo. No tiene precio.»